En mi lejana torre de protección las hidras de lo envejecido y del tiempo del olvido comienzan a penetrar lenta y sigilosamente cada bloque, cada peldaño , el viento gélido y el susurro de los vacíos son la orquesta finita de cada día.
Escaleras arriba solo una pesada paz que termina coronada de necesidad y recuerdos de guerras de otros tiempos, mis dedos en un intento débil recorren los recuerdos de vidas pasadas, campos de batallas y dolor, sonrisas y caricias de antaño vuelven a la memoria de la piel, como quien recuerda una vieja utilidad o usanza...
Al gritar las verdades la garganta se hace muda, no hay ecos tras lo que un día se oculto por huir a un entero estado de no afección ni heridas, ni remordimientos...
al lado de la puerta de salida, la cruz de lo que llevo, tras la puerta cardos y rosas de una normalidad rechazada, la fuente de todo bien certifica el final del enlodado prado que de caminar si vuelvo a salir; Mi corona, mis principados desterrados están tras las catarsis y los remordimientos, y al final de cada analítica noche un frase pone en mis manos el estado de Morfeo... "no puedo mas"